Este viernes los grupos de espiritualidad y catequesis de confirmación se han juntado para profundizar en el significado y vivencia de la Eucaristía. También han rezado con la historia de Venid y Veréis de la Nueva Alianza.
Seguimos caminando juntos en la fe, queremos renovar nuestro deseo de participar cada domingo en la celebración de la Eucaristía. La misa dominical no es solo un compromiso, sino una oportunidad privilegiada para encontrarnos con Dios y con la comunidad. En un mundo donde muchos cristianos todavía sufren persecución por vivir su fe, como ocurre en lugares como Siria, la Eucaristía se convierte en fuente de esperanza, fortaleza y gracia.
Cada domingo, al santificar el día del Señor como nos recuerda el Tercer Mandamiento, dejamos atrás la rutina para vivir un momento de oración, escucha y comunión. En cada parte de la misa —desde los ritos iniciales hasta la liturgia de la Palabra y la liturgia de la Eucaristía— se nos invita a participar activamente y renovar nuestro compromiso cristiano.
Jesús está presente en cada Eucaristía: en la Palabra proclamada, en el pan y el vino consagrados y en la comunidad reunida en su nombre. Así lo afirma el Evangelio de Mateo (18,20): “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Por todo ello, desde nuestros grupos de fe, lanzamos una pregunta que es también una invitación: ¿Nos vemos en la Eucaristía del Domingo? Una llamada a redescubrir este encuentro semanal que fortalece la fe, une a la comunidad y llena el corazón de esperanza.
Recuérdeme
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